Maísa no dejaba de pensar en lo que Doña Zepherat le había dicho. Incluso sabiendo que no eran tan simples las cosas… Maísa luchaba contra esta emoción que crecía, la emoción que trae felicidad incluso en tiempos adversos: la Esperanza. Pero aun así, una nube de dudas flotaba sobre una Maísa adicta en pensar, cuestionarse y responderse a sí misma.
Tenía que hacer un viaje en su interior para saber, cómo había llegado a aquella situación en que se encontraba. “La salida es siempre para dentro de uno mismo. Conocerse a sí mismo es la clave.” –Pensaba ella.
¿Cómo podría ser infeliz? No sabía por qué… ¿De tantas cucarachas en el mundo, justamente ella tendría que ser así? ¡Cuántas preguntas! Maísa intentaba navegar en aquel turbulento mar de dudas sosteniéndose de su esperanza que se fortalecía a cada minuto.