Y cuanto más pensaba, más sentía hambre. Empezó a buscar algo para comer (lo que era difícil, ya que no comía cualquier cosa). Encontró un maní con la cáscara. Con cierta dificultad consiguió abrir la cáscara y se deleitó con la legumbre ¡Ah! Los pequeños placeres que la vida nos ofrece. Cómo la vida es generosa, incluso con una insignificante cucaracha. El Momento de Reflexión: ¿Qué querría ser, si pudiera dejar de ser cucaracha?
Una noche Maísa no podía dormir, sola y envuelta en un torbellino de pensamientos contradictorios pensó en Nietzsche y sus aforismos y en uno de estos en especial: Hay hombres que nacen Póstumos. Así se sentía Maísa, con esta vida que ella llevaba, vivir era lo mismo que morir, tan grande era su insatisfacción.