Los adultos la miraba raro y le decía: Relájate, Maísa, los niños necesitan anticuerpos.
Una Maísa exasperada contesta: ¿Anticuerpos? Ustedes ni sabe de lo que están hablando, simplemente no entiendo como permiten que sus hijos se queden en esta agua asquerosa. Si tuvieran un poquito solo de amor propio, no dejarían a sus hijos en este basurero, lucharían por darles una vida mejor. Ellos son el futuro de nuestra especie.
Las cucarachas de un modo general, no entendían este comportamiento de Maísa. No podían entender su pensamiento y muchas veces se burlaban de ella.
Una cucaracha muy amable, inteligente y con mucha experiencia llamada Doña Zepherat resolvió hablar con Maísa sobre eso: