“Ey, Señora que no conozco… Necesito hablar con Usted… Voy a intentar decirle lo que siento… Me dijeron que Usted hace todo perfecto, incluso yo, soy una cucaracha perfecta, tengo una gran función, contribuyo a hacer más limpio el planeta y siento hablar así pero, ¡los humanos son ridículos! Creo que es injusto que los humanos ensucien este mundo para que la naturaleza se encargue de limpiar su suciedad, pero ¿quién soy yo para decir algo? Sin embargo, no soporto tener que salir por la noche a comer alimentos podridos, caminar en el agua, sucia, tener un vuelo desastroso, huir de escorpiones, insecticidas y zapatos. Me gusta la miel, la savia de los árboles, las flores, del néctar. Yo sé que no tengo el derecho de pedirle esto, pero, por favor, conviértame en una elegante mariposa. Si usted cree que yo merezco. Y una canción Maísa entonó: